viernes, noviembre 14, 2008

Tengo un día malo, terrible, necesito gritar y ni el grito sale.
Se me queda atorado en la garganta el grito, seco.
Ni lágrimas me salen. Siento el pecho desgarrarse por dentro, amasijarse, abrirse.
No he sido una buena persona en muchos aspectos, pero tampoco he sido una mala persona.
Y he podido dar afecto, cariño y cuidados a raudales. Y también he dado males, quién no.
No entiendo, juro que no entiendo por qué estoy atravesando esto.
No comprendo que alguien tenga la necesidad de provocar tanto dolor, habiendo pasado años de no existir nada entre ambos.
Ya tiene una nueva vida, una persona que le quiere, ¿por qué lastimarme de semejante modo? ¿qué necesidad había?
¿era imprescindible? ¿para qué, yo no dejo de preguntarme, para qué?
Yo hubiera podido vivir en la mejor de las ignorancias, y ojos que no ven, corazón que no siente, y listo.
Pero ahora sé, y me parte al medio saber.
Sé que mi madre me ha signado a pasar por todo esto, y yo no logro salir.
Que no puedo mandar a la mierda a quien corresponda, que me sorprende el dolor y me inmoviliza, y me callo.
Necesito desesperadamente salir de esto.
No aguanto más. No aguanto más. No aguanto más.
No lo soporto más.
Y que tampoco es merecido que el dolor lo reciba quien no lo merece recibir, porque en sí, nada malo hizo.
Pero estoy muriéndome de dolor, acá adentro, en el pecho.
Que injusto.
Que hijadeputamente injusto.

viernes, agosto 15, 2008

Desayuno en Tiffany's (fragmento)
" No se enamore nunca de ninguna criatura salvaje, Mr. Bell. Esa fue la equivocación de Doc. Siempre se llevaba a su casa seres salvajes. Halcones con el ala rota. Otra vez trajo un lince rojo con una pata fracturada.
Pero no hay que entregarles el corazón a los seres salvajes: cuanto más se lo entregas, más fuertes se hacen. Hasta que se sienten lo suficientemente fuertes para huir al bosque. O subirse volando a un árbol. Y luego a otro árbol más alto. Y luego al cielo. Así terminará usted, Mr. Bell, si se entrega a alguna criatura salvaje. Terminará con la mirada fija en el cielo.

Truman Capote (1924-1984)
Han pasado casi dos años, desde que decidí cerrarlo.
Lo cerré porque sólo servía para cotejar, comparar, discutir.
Hoy lo reabro. Necesito expresarme, decir, decirme.

viernes, noviembre 10, 2006


Dejé el posteo que resumía o explicaba el nombre, quizás porque es lo único que valga la pena releer, para entender el porqué de ese nombre. Nunca defendí que fuera mansa, o tierna. Poco importa.

Abrirse y exponerse, contar lo que uno siente, lo que a uno le sucede, sus temores y desesperanzas, eso era este blog.

Pero ya no lo es más.

domingo, marzo 26, 2006

Sé que no soy mansa, ni tierna; o que quizàs, a veces puedo ser tierna, pero no lo soy siempre. Mansa no, seguro. Cruel? muchas veces.
Mansa ternura no es mi descripción personal.
¿Porqué entonces elegí este nombre para este blog? probablemente, porque adoraría creer que existe la mansa ternura, algo tan inexistente e inhumano como el nirvana, o la perfección absoluta, o los ángeles, o la justicia o el merecido reconocimiento a quien se lo merezca. Adoraría creer, más no lo creo. No creo tampoco en dioses, lo cual empeora la situación. Una mediocre y poco practicante creencia -tan siquiera eso- me permitiría suponer que un ser superior podría poseer una mansa ternura.